Terminología correcta del diamante creado
Alfredo González Notario
Profesional especialista en análisis de gemas, tanto talladas como en bruto. CEO en CEIGAGN Gemólogos
En este episodio sentí la necesidad de aclarar un concepto importante, ya que he recibido algunas críticas sobre las denominaciones que utilizo al hablar de diamantes creados en laboratorio. Quiero aprovechar para explicar, desde un punto de vista científico, cuál es la terminología correcta.
A lo largo de la historia, el material sintético o creado en laboratorio siempre ha generado cierta controversia. Si nos remontamos a finales del siglo XIX, cuando comenzaron a fabricarse rubíes sintéticos, ya existía un conflicto sobre cómo llamarlos. En su momento, se intentó introducir el término «rubí científico», pero finalmente se adoptó «rubí sintético». Y así ha sido desde entonces con otras gemas como las esmeraldas, que en algunos casos se denominaron «cultivadas».
El problema surge cuando algunas personas cuestionan la palabra «sintético», pensando que desmerece el valor del material. Sin embargo, desde un punto de vista químico, «sintético» es la denominación más precisa cuando hablamos de un material que no se obtiene a partir de la misma sustancia original, como ocurre con los diamantes creados en laboratorio. Y es que estos diamantes no se forman a partir de diamantes naturales, sino de otros ingredientes, lo que justifica el uso de la palabra «sintético».
Este episodio lo hago porque creo que es importante que se entienda que la terminología como «diamante sintético» o «diamante creado en laboratorio» son términos correctos. No hay que temer el uso de la palabra «sintético», ya que es científicamente válida y está aceptada internacionalmente. De hecho, muchos joyeros en Europa han adoptado el término sin problema y esto no ha afectado la percepción del público sobre estos productos.
El público ha cambiado, y hoy en día entiende mucho mejor estos conceptos. Por eso me parece importante aclarar que usar «diamante sintético» no es incorrecto ni debería causar rechazo. Los consumidores ya están más educados y comprenden que estos productos son una opción válida y accesible para quienes no pueden adquirir gemas naturales, sin tener que recurrir a imitaciones de menor calidad.
En resumen, hago este episodio porque quiero que quede claro que no hay nada de malo en usar «sintético» para referirse a los diamantes creados en laboratorio. Es una denominación correcta y debería ser aceptada sin prejuicios.